lunes, 8 de febrero de 2021

 PROPUESTA LECTORA


Con el inicio de la Guerra Civil la represión y depuración alcanzó también, tanto 
a las bibliotecas de los centros públicos y libros que habitaban sus estantes, como a las bibliotecas privadas.

El Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España publicó en su número 18, de 8 septiembre 1936, la disposición número 13, Orden de 4 de septiembre, donde ordenaba a los gobernadores civiles, alcaldes y delegados gubernativos se procediera, urgente y rigurosamente, a la incautación y destrucción de cuantas obras de matiz disolvente se hallasen en bibliotecas ambulantes (Misiones Pedagógicas) y escuelas. También ordenaba a los Inspectores de Enseñanza, que, bajo su responsabilidad, realizaran la autorización de los libros, para el uso en las escuelas, únicamente de obras cuyo contenido respondiera a los sanos principios de la “Religión y de la Moral cristiana”, y que exaltasen con sus ejemplos el patriotismo de la niñez.

En su parte argumentativa, esta orden acusaba al Ministerio de Instrucción Pública de la República, y especialmente a la Dirección General de Primera Enseñanza, 

de ser muy perturbadora para la Infancia por apoyar, bajo un falso amor a la cultura, la publicación de obras de carácter marxista o comunista, con las que organizó las bibliotecas ambulantes e inundó las Escuelas, a costa del Tesoro público, constituyendo una labor funesta para la educación de la niñez. [Proclamando y argumentando, además, que] es un caso de salud pública hacer desaparecer todas esas publicaciones, y que no quede n ni vestigios de las mismas. 

A semejanza de lo realizado poco antes en la Alemania Nazi, las plazas públicas de pueblos y ciudades fueron testigos de unos nuevos autos de fe, en los que una nueva inquisición formada por curas, falangistas, requetés y personas de orden, condenaba a la hoguera toda aquella cultura impresa que consideraban había inculcado el mal, las ideas disolventes y la revolución en las mentes de los españoles. Eran libros, revistas y periódicos venenosos y peligrosos que atentaban contra el orden social, la tradición, el Ejército y la Iglesia. 

El 26 de septiembre de 1936 en la ciudad de Córdoba, el Jefe de Orden Público hacía publicar en el diario ABC una nota en la que detallaba la limpieza y quema de libros requisados por los falangistas:

En nuestra querida capital, al día siguiente de iniciarse el movimiento del Ejército salvador de España, por bravos muchachos de la Falange Española fueron recogidos de kioscos y librerías centenares de ejemplares de esa escoria de la literatura que fueron quemados como merecían.

Analiza esta fotografía, lee el texto y contesta a las siguientes cuestiones (mínimo 20 líneas):

Escribe el título que le pondrías a la imagen.

¿Qué situación se produce?

¿En qué año se ha hecho?

Señala cuál puede ser el tema principal de la fotografía.

¿Qué se ve, qué sugiere, qué sucede?

¿Cómo crees que es la realidad del momento histórico que refleja la imagen?

¿Qué importancia pudo tener en su momento el acontecimiento reflejado en la imagen?


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